El gol del central en el descuento pone fin a la obsesión del Real Madrid y agranda su leyenda en el mundo ante un orgulloso y desfondado Atlético, que revivió la cruel derrota de hace 40 años, pero justa en esta ocasión
Fuente: periodistadigital.com |
La ansiada décima ha dejado de ser una obsesión para el Real Madrid y se ha convertido en una realidad reconfortante para sus seguidores. La primera de las Copas de Europa de dos dígitos reside ya en las pobladas vitrinas del club blanco gracias al último icono del madridismo, Sergio Ramos. El central nacido en Camas ocupa ya un espacio propio en el altar sagrado de Chamartín. Sus virtudes futbolísticas se incardinan con el cromosoma blanco y su gol en el descuento de notable cabezazo le sitúa en el Olimpo de la religión madridista. Su tanto en el ocaso del duelo de Lisboa, fruto de su fe, su garra y su potencia, pone apellido a esta nueva Champions, que comenzó a esculpir en el Allianz Arena en la semifinal ante el Bayern. Además, el diestro sevillano rescata del averno el título más deseado del fútbol mundial de clubes que había dejado escapar su compañero Casillas, acostumbrado a ejercer de salvador, pero que esta ocasión quedó marcado al cometer un grave error que a punto estuvo de convertir la obsesión en maldición.