La independencia de Cataluña le saldría muy cara al Barcelona

El club azulgrana no podría participar en las competiciones españolas, lo que disminuiría sus ingresos, así como los del resto de los equipos

Fuente: lavozlibre.com

Una parte muy importante de los socios y aficionados del Barcelona evidenciaron en el último clásico de la Liga española que son partidarios de la independencia de Cataluña. En el minuto 17 y 14 segundos (año en el que Felipe V acabó con sus Fueros) decenas de miles de gargantas gritaron "independencia" y mostraron miles de banderas esteladas. Esta postura es compartida por los actuales dirigentes del club catalán, quienes dejándose llevar por la inercia emancipativa liderada por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, parecen dispuestos a situar a su entidad deportiva en una situación que dañaría gravemente su potencial económico y social. Y aunque el presidente azulgrana, Sandro Rosell, se apresuró a asegurar que el Barça seguiría participando en las competiciones españolas, la actual legislación y, sobretodo, los deseos de venganza por la toma de tan polémica decisión lo harían casi imposible.

Aunque es un asunto que las autoridades deportivas dicen no haberse planteado, el artículo 99 del reglamento de la competición señala que para poder participar en las competiciones oficiales de nuestro país, el club debe estar adscrito a la Federación Española de Fútbol (RFEF) a través de la Federación territorial correspondiente. Si Cataluña dejara de ser una comunidad autónoma integrada en el Estado español, no contaría con una Territorial dependiente de la Española y perdería el derecho a participar en cualquier competición nacional, incluso en las internacionales, como la Liga de Campeones.

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Ahora bien, el reglamento también recoge con carácter excepcional que un club puede estar inscrito en una Territorial a la que no pertenece, circunstancia que debería ser aprobada por la junta directiva de la RFEF. En este caso, el Barcelona podría adscribirse a la Federación Aragonesa, por ejemplo, para intentar seguir participando en la Liga de las estrellas. Incluso, el Barça tendría otra alternativa, que pasaría por acogerse a la situación de excepcionalidad que vive el Principado de Andorra y que le permite a su principal club formar parte hoy en día de la Segunda B. Pero en este caso, la Cataluña independiente debería inscribirse en la RFEF. Pero para que esto fuera posible, hay quien destaca que habría que cambiar la Ley del Deporte actual, que es la que recoge la posibilidad de este acuerdo excepcional.

Hasta aquí, lo que limitan las normas. Pero las leyes no contemplan el espíritu de venganza que anidaría en una gran parte del resto de españoles, que se verían rechazados por esa hipotética Cataluña independiente, y que les llevaría a negar la integración del Barcelona en las actuales competiciones. Así, sería complicadísimo que los miembros de la junta directiva de la RFEF votaran a favor de la excepcionalidad antes mencionada, que permitiría al club azulgrana seguir formando parte de la Liga y la Copa española. De hecho, en todas las encuestas llevadas a cabo por distintos medios de comunicación, entre ellos Terra y As, más del 80% de los participantes se muestran partidarios de impedir que el Barcelona jugara la liga española. La verdad es que estas encuestas no han preguntado por el Espanyol, pero es seguro que habría muchos más ciudadanos a los que no les importaría que este club siguiera en esta liza.

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Ante este panorama, la entidad azulgrana se vería avocada a disputar la Liga Catalana (hay quien propone su ingreso en la francesa), lo que supondría una auténtica tragedia para uno de mejores equipos del mundo, pues sus ingresos disminuirían de manera alarmante, lo que le impediría mantener a estrellas del nivel de Messi, Alves o Iniesta, cracks que se cuestionarían reducir sus emolumentos por seguir en una competición menor. Esta claro que ni los patrocinadores ni las televisiones pagarían las astronómicas cifras que abonan hoy en día por disfrutar de partidos como el último clásico, visto por más de 400 millones de personas en todo el mundo.

Parece evidente que el Badalona, el Lleida Sportiu, el Prat y el Llagostera no movilizarían tantos aficionados en sus enfrentamientos con el Barcelona como lo hacen el Madrid, el Atlético, el Athletic o el Málaga, por ejemplo. Es más, según han publicado algunos medios, ya ha habido un representante de un jugador de la actual plantilla blaugrana que le ha comunicado a Rosell que quiere poner una cláusula antiindependencia en el contrato, pues no está dispuesto a que su representado juegue en una competición tan devaluada como sería la Liga catalana. Dicha cláusula permitiría a su representado emigrar a otra competiciones más cotizadas.

Como una Liga y una Copa españolas sin el Barcelona y el Espanyol también repercutiría negativamente en la calidad de las plantillas y en los ingresos del resto de integrantes de este torneo, esta secesión no haría más que daño y sufrimiento a diestro y siniestro. Por lo que no parece muy sensato tomar una medida que solo crea problemas y pobreza, y que solo haría felices a aquellos para los que una de las pocas cosas que no se elige en esta vida, el lugar en el que se nace, determina las principales aspiraciones de las personas.