En el fútbol no hay nadie intocable

Iker Casillas, el mejor portero del mundo, no atraviesa por un gran momento de forma, por lo que puede ser criticado como cualquier otro jugador, entrenador o presidente

Fuente: elbalónbajolalupa.es

Iker Casillas lleva muchos años demostrando que es el mejor portero del mundo. Esta afirmación no solo está avalada por los numerosos títulos deportivos cosechados a lo largo de su ya dilatada historia (Campeón del Mundo y de Europa con la selección española, así como de la Liga de Campeones, de la Copa Intercontinental, de la Liga y de la Copa con el Real Madrid), sino que cualquier aficionado al fútbol mantiene en su retina algunas de las majestuosas paradas que le han situado en la cima de este deporte y que le harán pasar a la historia: el mano a mano con el holandés Robben en la final del último Mundial, las paradas en los penaltis a los italianos en los cuartos de final de la Eurocopa del 2008, la retahíla de reflejos en la final de la Champion en Glasgow ante el Bayer Leverkusen, o las increíbles estiradas que realizó en el Sánchez Pijuán las dos últimas temporadas frente al Sevilla. Su inmaculado prestigio está basado en sus espectaculares intervenciones en los campos de fútbol y en sus sensatas declaraciones en los medios de comunicación. Casillas representa al hijo sencillo, sensible, educado y atractivo que toda madre desea tener.

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Muy pocos dudan de que el portero titular del Real Madrid durante la última década es el número uno en su posición. Solo el italiano Gianluigi Buffon y el barcelonista Víctor Valdés le hacen un poco de sombra. Pero sus salvadoras intervenciones en los grandes partidos que deciden los títulos le han encumbrado en lo más alto. Su aportación a los éxitos del Real Madrid y de la selección española son tan reales como que ambos equipos han ganado numerosos puntos o eliminatorias gracias a sus seguras actuaciones. El prestigio se lo ha ganado a pulso y prácticamente ningún profesional del balón tiene reparos en reconocerlo públicamente, incluidos los azulgrana, principales rivales del madridista.

Pero Casillas es humano. Y como tal, tiene errores. Y como no es una máquina, pasa por diferentes estados de forma a lo largo de la temporada. Es lo normal en cualquier deportista. Incluso tiene puntos fuertes en su actividad profesional, como son su agilidad y reflejos bajo palos, y otros débiles, como la salidas del marco, donde sufre una barbaridad. Por ello, no está exento de ser criticado por su labor profesional, como cualquier miembro de esta actividad deportiva, ya sea jugador, entrenador, directivo o presidente. Si Leo Messi y Cristiano Ronaldo, los dos mejores futbolistas del mundo, reciben críticas por los cuatro costados, Casillas no puede ser diferente a estos. Por eso nadie se puede extrañar de que haya periodistas y aficionados que resalten los errores de El Santo, como algunos le denominan, en una crónica o en un comentario. Es más, como estamos acostumbrados a verle actuar al máximo nivel, creemos que siempre debe ser así. Y esto es imposible. Aunque lo normal también es ser más exigente con el que más puede ofrecer.

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Y hasta los más madridistas deberían reconocer que en este inicio de temporada el de Móstoles no se encuentra a su mejor nivel de forma. Ha encajado goles que otras temporadas habría evitado. Le ha pasado en Liga, ante el Barcelona o el Sevilla; y en la Champion, ante el Manchester City o el Ajax. Estamos acostumbrados a sus actuaciones milagrosas y pensamos que en todo momento tiene que alcanzar el máximo grado de santidad. Pero esto no es posible, pues no siempre se puede realizar milagros. Y en estos primeros meses de la temporada actúa como un ser mortal, con límites y errores. Y decirlo en alto no es ser ni anticasillas ni antimadridista ni antiespañol. Simplemente es contar o comentar una realidad, que el mismo internacional ha reconocido humildemente.

Otra cosa muy distinta es aprovechar sus fallos para cargar contra el emblema del actual madridismo, tras la marcha de Raúl, e intentar carcomer su poder en el equipo, en su club y en la selección, que es lo que han procurado algunos con sus acusaciones de chivato del vestuario y de que no celebraba los goles de su equipo por su enfado con algunos compañeros, en particular con Ronaldo, y con el entrenador blanco, José Moruinho. Por el contrario, otros han intentado minar sus posibilidades de obtener el Balón de Oro, que reconoce al mejor futbolista europeo del año, para quitarles un peligroso rival a Messi y Ronaldo. De hecho, algunas críticas recibidas por el guardameta blanco han sido tan ácidas que ha tenido que utilizar sus redes sociales para aclararlo todo o, por lo menos, intentarlo. Y como humilde que es, primero ha reconocido sus errores, después ha asumido las críticas profesionales y luego ha explicado sus extrañas reacciones. Un buen ejemplo para otros muchos que se creen que cuando les critican se está dañando a las organizaciones que representan. Nada más lejos de la realidad.