¡Nadal for president!

El tenista mallorquín no solo es el mejor deportista español de todos los tiempos, sino que, además, muestra tal sensatez, modestia, inteligencia, carácter y empatía que le convierten en un sano ejemplo para los nefastos políticos de este país

Fuente: deportes.terra.es

¿Se imaginan a un político de este país pidiendo a decenas de periodistas que le esperaban en el aeropuerto que se desplazaran unos metros más atrás para que los pasajeros que salían por la puerta que da acceso a la terminal puedan hacerlo sin problemas por la aglomeración de profesionales con cámaras y micrófonos? No, verdad, pues para ver esta imagen tendríamos que tener autoridades que, ante todo, pensaran en los ciudadanos a los que representan y no en su imagen o interés. Sin embargo, sí que hemos vivido estos días como Rafael Nadal, para muchos el mejor deportista español de la historia, hacía esta petición a los plumillas en el aeropuerto de Barajas, nada más llegar de Nueva York, tras batir al número uno del mundo, Novak Djokovic, y adjudicarse por segunda vez en su carrera el Abierto de Estados Unidos. Este simple hecho protagonizado por el tenista manacorí refleja claramente cuando una persona está acostumbrada a pensar en los demás antes que en sí misma y cuando otros solo tienen en mente su beneficio.

Fuente: bekia.es

No hay duda de que esto es solo una anécdota, pero muy reveladora. Porque este hecho se produjo poco tiempo después de que el todavía número dos de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) diera toda una lección de sensatez y honradez a nuestras autoridades políticas y deportivas, cuando se negó a que la Federación Española de Tenis (FET) le pusiera un avión privado para que regresara de la Gran Manzana a Madrid para disputar la eliminatoria por la permanencia en el Grupo Mundial de la Copa Davis frente a Ucrania. Para mayor contraste, la estrella española declaró que "tal y como está el país, no creo que sea el momento de hacerle pagar un viaje al Estado". Y no tuvo inconveniente en desplazarse en un vuelo regular y recalar en la capital un par de días antes de que se iniciara la eliminatoria. A su llegada se produjo la escena de la anécdota inicial. Pocas jornadas antes los españoles habían comprobado una vez más el escaso nivel intelectual y de conocimiento internacional de sus políticos en Buenos Aires, en la fracasa defensa de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos de 2020.

Fuente: es.eurosport.yahoo.com

Es cierto que Nadal ha utilizado otras veces un avión privado fletado por la FET para regresar también de su participación en el Abierto de Estados Unidos. Fue en el 2011 y se enfrentó en Córdoba a EE.UU en la semifinales de la competición de la ensaladera. Y que también lo han aceptado otros tenistas españoles, como David Ferrer el año pasado, pues esta es una práctica habitual del organismo que rige el tenis español. Pero la sensibilidad social en el gasto superfluo de recursos públicos en estos momentos de grave crisis y profundos recortes sociales es tal que se agradecen con el alma gestos como el protagonizado por Nadal, quien, a pesar de ser millonario, ha demostrado que mira por lo que es de todos, el erario público. Este valor ensombrece todavía más la nefasta imagen de las autoridades españolas en la capital argentina, donde la ínclita alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el incauto presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, y el inane presiente del Gobierno, Mariano Rajoy, sufrieron un baño de realidad al comprobar el poco peso internacional de sus figuras. Eso sí, con la delegación de invitados más numerosa en aviones privados y hoteles de cinco estrellas pagados por todos. 

Fuente: melty.es

Y estos gestos de generosidad y empatía contrastan duramente con el abuso y el despilfarro que están llevando a cabo los políticos españoles y, en particular, los miembros del actual gobierno. Porque, para más inri, se ha conocido que la ministra de Sanidad, Ana Mato, se gastó 1.250 dólares (unos 940 euros) del dinero de todos para comprar la entrada más cara y exclusiva del Arthur Ashe Stadium, para ver la victoria del tenista español en la final del US Open. Esta sospechosa ministra, famosa porque no le preguntó a su marido nada sobre la procedencia de un coche de lujo que le regaló, presuntamente procedente de la red corrupta Gurtel, no ha tenido reparos en pasar ese excesivo gasto al Ministerio que dirige, cuando bajo su mandato se han producido los mayores recortes en sanidad de la historia. No hay dinero para medicinas para las personas mayores ni para profesionales que atiendan en los hospitales, pero sí lo hay para malgastarlos en un partido de tenis acompañando a la Reina, la única que se había acreditado y no tuvo que pasar por taquilla. Porque, además, el diplomático español Fernando Arias, embajador español en la ONU, también abonó con fondos públicos una cantidad parecida por su entrada para no dejar sola a Sofía de Grecia, según ha publicado el blog espiaenelcongreso.com..

Fuente: espiaenelcongreso.com

Ante tanto y continuo desatino de los dirigentes de este país, es una pena que Rafa Nadal no se postule como candidato a presidente del Gobierno. Si lo hiciera, sacaría mayoría absoluta con la gorra. Porque con su envidiable conducta, afea todavía más las de las autoridades nacionales, quienes una y otra vez abusan de los fondos públicos, sin la sensibilidad necesaria para darse cuenta de que no se pueden hacer esos dispendios con el dinero de todos, en unos momentos en los que no se cubren ni los servicios mínimos de la población. Hay quien acusa al ex número uno del tenis mundial de tomar estas decisiones para mejorar su imagen. Pero si fuera así, cosa que no parece, mostraría mucha más sensatez y saber estar del que divulgan los mandamases, para quienes los recortes no son más que medidas que afectan al resto de ciudadanos, pero nunca a ellos. Da la sensación de que esta ministra cree que es justo que unos sufran, mientras otros se divierten a su costa.

Fuente: tribunaavila.com

Rafa Nadal es una sana fuente de la que deberían beber todas las autoridades españolas. Es de los mejores, si no el mejor, en su profesión; supera con trabajo, esfuerzo y dedicación todos los obstáculos que le van apareciendo en su carrera, incluso alguno tan grave que le ha tenido siete meses apartado de las pistas; desborda carácter y entrega en todos sus partidos; maneja una cabeza muy bien amueblada, que le permite saber lo que tiene que hacer en cada momento; e, incluso, sabe rodearse de profesionales que le mantienen con los pies en la tierra y no le doran la píldora por norma. Además es modesto y generoso. Y cuando comete un error, como tributar en el País Vasco para pagar menos impuestos, sabe rectificar y volver a la senda de la honradez y de la naturalidad, como si fuera un ciudadano cualquiera, sin los privilegios propios de los acaudalados ni de los tenedores del poder. Por todo esto: ¡Nadal for president!