La debacle de España cuestiona hasta el estilo de toque que nos hizo campeones

La apuesta de Del Bosque por sus clásicos, la ausencia de un plan B y la falta de sangre nueva que aportara ilusión causan el hazmereír mundial y que se dude incluso del estilo que ha convertido a esta selección en la mejor de la historia

Fuente: cope.es

En esta vida no se puede ganar siempre ni mantenerse en la cúspide eternamente. Por eso cabía dentro de lo probable y lo factible que la selección española de fútbol no revalidara el Campeonato del Mundo que tan brillantemente logró en Sudáfrica hace cuatro años. Porque repetir este título es bastante más complicado de lo que aparenta inicialmente. Tras seis años de éxitos constantes y títulos por doquier, resultaba complicado mantener el nivel de buen juego y eficacia mostrada durante casi una década. Pero lo que nadie podía esperar era la debacle que ha acontecido a la España del tiki-taca, que no solo ha caído en la fase de grupos, algo que también sufrieron otros campeones este siglo, como Francia, Brasil e Italia, sino que lo ha hecho haciendo el ridículo ante Holanda y ofreciendo una imagen de impotencia suma ante Chile que han hecho tambalearse hasta la confianza en el estilo de toque que ha encumbrado al fútbol de este país. Si el combinado de Vicente Del Bosque hubiera entregado su cetro en, por ejemplo, semifinales, habría defendido con honra su corona y no se habrían cuestionado los principios básicos de esta forma tan controladora de entender este juego. Pero el papel de comparsa desempeñado por los todavía campeones mundiales y la hecatombe de su juego, imagen y resultados han ensuciado el final de una época gloriosa del fútbol español.

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Ni que decir tiene, que los integrantes de esta España de Del Bosque han escrito la historia más brillante del fútbol de este país, que han marcado época y que han hecho disfrutar a los aficionados de la piel de toro como nunca. Por eso, a sus integrantes se les ha colocado en los altares y se les ha loado hasta la sublimación. Y este excelente trabajo no se merecían un final tan devastador. Pero también quedará en su currículo que protagonizaron un ocaso impropio de su categoría, que recuerda a otros sonados fracasos del combinado nacional, que los más jóvenes no han llegado a conocer, pero que otros muchos si han vivido. Pero aquellos eran fruto de la falta de calidad y el ensalzamiento del patriotismo, mientras que este inesperado varapalo tiene otras causas muy distintas.

Jugadores quemados

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La primera y más importante ha sido la obstinación de Del Bosque de formar una selección formada por jugadores de su confianza sin importar su estado de forma. El técnico salmantino ha querido arroparse de profesionales que le encumbraron en los dos Europeos y el Mundial ganados, sin atender a otros criterios que deberían pesar más, como es el estado de forma. La presencia de jugadores como Torres y Villa no tenía justificación alguna, salvo que el seleccionador quisiera agradecerles los servicios prestados y ofrecerles una oportunidad de poner fin a su presencia en la Roja de forma honorífica. Pero el tiro le ha salido por la culata, pues este final ha supuesto una mancha en su brillante historial. Si a esto se le une que el marqués ha hecho oídos sordos a los gritos de auxilio que pedían los jugadores del Barcelona, soportes imprescindibles de esta selección, que han llegado al final de temporada con el depósito de energía más seco que la mojama, se entiende la ausencia de la fuerza física necesaria para afrontar con garantías una competición de esta categoría. Los Xavi, Piqué, Jordi Alba, Busquets, Pedro, incluso Iniesta, han estado a un abismo de su verdadero nivel. La imagen de impotencia ante el combinado orange y la inferioridad ante el empuje chileno fueron incontestables. Si al déficit físico se le unen los errores garrafales protagonizados por jugadores que se supone que llegaron al Mundial en mejor forma que sus compañeros, como Casillas, Ramos, Xavi Alonso y Silva, se completa un peligroso cóctel que le ha explotado a España en las manos.

Fuente: plusfutbol.com

Casi tan importante como el factor físico ha resultado el factor psicológico. Primero fue Del Bosque el que antes de comenzar el Mundial afirmó públicamente que echaba en falta en sus jugadores, salvo en Koke, ese brillo en los ojos que provoca la adrenalina del estímulo de querer ser campeón. Ha sido evidente que ha esta selección le ha faltado hambre de triunfo. Tras los máximos éxitos cosechados en las últimas competiciones internacionales, es muy complicado mantener el nivel de tensión y concentración necesarias. Tiene su lógica. De ahí la necesidad de haber incluido en su lista a otros jugadores que tuvieran impreso en sus rostros las ganas de seguir escribiendo la historia. Han faltado profesionales con hambre de éxito. Es lo que ha reconocido Xavi Alonso en sus declaraciones tras el descalabro de Chile, que tan mal han sentado a algunos de sus compañeros. Las verdades escuecen y es mejor ocultarlas a los ojos de los aficionados. Si bien, en descargo del seleccionador hay que señalar que dos puntales que podrían haber añadido un extra de ganas y calidad a la Roja estaban lesionados: Thiago y Jesé. Estos dos jóvenes resultarán clave en la renovación de la selección.

Más de lo mismo

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Otro error de Del Bosque ha sido diseñar un equipo sin plan B.  El preparador español han mantenido su fe en el fútbol de toque que ha hecho grande a España, aunque la ha cuestionado con la presencia de Diego Costa. Pero en el anterior Mundial y el último Europeo diseño el combinado con jugadores que podían aportar algo diferente, como Navas y Llorente. De hecho, ambos salvaron a la Roja en más de una ocasión gracias a la velocidad por la banda y capacidad de centrar del andaluz y al poderío aéreo del vasco. Pero en esta ocasión, inexplicablemente se olvidó de los dos. Y cuando ha necesitado de otras armas para recuperar el mando, no ha tenido opción de variar el rumbo, pues optaba por más de lo mismo: entre Costa y Torres hay pocas diferencia y lo mismo que ocurre entre Cazorla y Pedro o Silva. 

Fuente: futbol.as.com

Todo ello ha llevado a que los principales medios de comunicación del orbe y una gran parte de los aficionados se hayan planteado si este es el fin de época del tiki-taca. Esta España ha tenido poco que ver con la del toque. Ni si quiera en la primera mitad contra Holanda, en la que el equipo de Del Bosque parecía mantener su filosofía, fue fiel a ella. La presencia de Costa en punta, que, como era de esperar, puso a al público brasileño en contra, incitó al pase largo para que el hispano brasileño se buscara las habichuelas. Nada que ver con la elaboración pausada pero veloz del juego de lado a lado en busca del espacio letal. Aunque el seleccionador se pronunció una y otra vez en contra del variar el estilo, sus innovaciones perjudicaron la propia creencia en el dominio del balón. Puede que estas dudas hayan influido decisivamente en la temblorosa defensa, el perdido centro del campo y la ineficaz delantera que ha divulgado España en Brasil.

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¿Debe seguir Del Bosque?

Como es lógico, ahora todo el mundo se plantea si Del Bosque debe seguir a los mandos de la Roja. La sensatez que el técnico salmantino ha lucido durante casi toda su carrera indica que no debería. Él ha puesto su cargo a disposición de la Federación Española, institución conservadora donde las haya, que acostumbra a regirse por el amiguismo frente a la profesionalidad. Filosofía que ha impregnado en el seleccionador, aunque es de esperar que no hasta el extremo de ofuscarlo para mantenerse en el cargo. Si lo hubiera dejado tras Sudáfrica, su currículo seguiría impoluto y se habría retirado el la cima del éxito. Pero el reto de convertir a España en la mejor selección de la historia del fútbol mundial le deslumbró. Es de esperar que recupere la lucidez que le ha caracterizado toda su carrera y ceda el paso a nueva savía en el banquillo, que añada chorros de sangre oxigenada a la Roja. Mimbres para seguir entre los mejores existen. Ahora hay que encontrar al que los teja.

Alejandro Posilio Fernández

Periodista y community manager

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