Parece increíble que hayan tenido que pasar siete años para conocer que el mejor ciclista de todos los tiempos logró sus hazañas porque estaba dopado
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La Unión Ciclista Internacional (UCI) ha decidido sancionar de por vida al ciclista estadounidense Lance Armstrong y retirarle los siete Tour de Francia que consiguió a los largo de su carrera deportiva por haberlos logrado con trampa, pues durante sus años de dominio absoluto en esta actividad montó el que ha sido definido como el programa de dopaje más elaborado, profesionalizado y exitoso jamás visto en el deporte. Es decir, el ciclista más laureado de la historia engañó durante años, no solo a los millones de aficionados que siguen este deporte, sino, lo que es más inaudito, a las autoridades deportivas y a los organizadores de las carreras, que fueron incapaces de averiguar los tejemanejes de este impostor. Y lo que es más grave, la farsa la llevó a cabo con el conocimiento y colaboración de decenas de personas. Y nadie fue capaz de averiguar ni un solo hilo de esta trama. Lo dicho: increíble.
Esta decisión de la UCI debería tener muchas más consecuencias de las vistas hasta ahora. Por muy avanzado que tuviera el equipo estadounidense US Postal el método para doparse y mejorar con trampas el rendimiento de sus corredores, el hecho de que tanta gente conociera las artimañas de los responsables de la escuadra debería haber facilitado su descubrimiento. Han sido ciclistas, directores, médicos, directivos y ayudantes de toda índole los involucrados en esta patraña. Además, muchos de ellos cambiaron de equipo después de pasar por esta fábrica de tramposos. Y , a pesar de todo, las autoridades deportivas, en Babia. Pues está ignorancia debería pagarse con toda una serie de dimisiones en la UCI, empezando por la de su presidente, Pat McQuaid, quien se limitó a pedir disculpas y excusarse con la falta de medios técnicos para descubrir el dopaje. Y seguir por los miembros de la Federación Ciclista de Estados Unidos. También habría que pedir responsabilidades a los directivos del US Postal en aquellos momentos, pues todos ellos o encubrieron la trama o su ignorancia era supina.
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La confirmación de este nuevo caso de dopaje asesta la puntilla definitiva al ciclismo. No solo acaba con la imagen de un mito, sino que llena de inseguridad a toda esta actividad deportiva. Quién se va a creer ahora que el profesional capaz de coronar el Tourmalet, después de haber ascendido otras paredes del nivel del Marie Blanque, Aubisque o Luz Ardiden, por ejemplo, lo ha hecho gracias a la energía suministrada por los espaguetis, la ensalada y el arroz. Lo más fácil es que se piense en que ese magnífico y prolongado esfuerzo obedece a una transfusión de sangre o a un anabolizante de última generación. La sospecha ya se ha quedado instalada en la mente de los aficionados, y solo los más puristas y fanáticos de este deporte podrán mantener la ilusión por seguir viendo los demarrages de Alberto Contador, los esfuerzos de los hermanos Schleck o el alto ritmo de pedaleo de Bradley Wiggins.
Y en este caso parece no existir dudas de la fiabilidad de la investigación realizada por la Usada (Agencia Antidopaje estadounidense), que no solo dispone de las declaraciones de 26 personas que formaron parte de esta trama, entre ellos once ciclistas compañeros de Armstrong -cuatro de ellos en activo-, sino que disponen de toda una amplia documentación que acredita, entre otras acciones, el pago al médico italiano Michele Ferrari, urdidor de todo el programa de dopaje y famoso por sus tratos con esta actividad ilegal. Eso sí, han tenido que pasar siete años desde la última victoria (2005) del ciclista de Austin en la Grande Boucle para descubrirse este pasteleo. Demasiado tiempo. Aunque esto también tiene la lectura positiva de que el que la hace, la paga, aunque sea tarde.
Fuente: pedaldasdepasion.com |
Por cierto, ante esta situación puede plantearse la siguiente duda: ¿las autoridades españolas hubieran investigado con el mismo ahínco que las estadounidenses un caso de dopaje de esta magnitud? Me temo que no. Pues esa es una de las razones de que gran parte de esta confabulación se ideara y llevara a cabo en Girona, donde residió durante cinco de sus años victoriosos el que fuera número uno del ciclismo mundial. Y parece ser que se trasladó a dicha localidad catalana porque los posibles controles policiales a los que pudiera ser sometido eran mucho más permisivos que en la localidad francesa en la que residía con anterioridad. Y un ejemplo lo tenemos con el caso Contador, donde la Federación Española, así como las autoridades deportivas y políticas de este país, se aliaron con el ciclista madrileño por solidaridad nacional, frente a los organismos internacionales competentes, quienes sancionaron al de Pinto a pesar de los apoyos. Y no digamos de la famosa operación Puerto, donde los defectos de forma impidieron el castigo a los culpables.
El dopaje de Armstrong es todavía más dañino para el ciclismo que los de Ben Johnson o Marion Jones para el atletismo o el de Maradona para el fútbol. El ciclista estadounidense fue el número uno mundial durante siete años consecutivos. Ejerció su liderazgo de forma apabullante y había creado una aura de superhombre después de haber dejado atrás un peligroso cáncer de testículos. Era la imagen de la superación de la especie humana. Las grandes empresas le patrocinaban para aprovechar su tirón. Creo una Fundación para luchar contra el cáncer, que ha ayudado a muchos enfermos a salir adelante. Pero ahora todos le abandonan al conocerse que no jugaba limpio. Los que es difícil de entender es cómo podía dormir a sabiendas de que todo estaba basado en una mentira.
Lo peor de todo esto es que la sensación no es que Armstrong se dopara, es que lo que nos queda es que todos lo hacen. Aunque no sea cierto. Pero el ciclismo está herido, quizás de muerte al menos para unos cuantos años.
ResponderEliminarComo bien dices, hemos perdido la fe. Ya no nos creemos que gana el más fuerte, sino el que más trampas hace, y nos queda el temor interno de que si tiráramos hacia atrás veríamos que los anteriores tampoco jugaban limpio, de Induráin a Bahamontes, de Perico Delgado a Luis Ocaña, pasando por Eddie Merxx o Jacques Anquetil.
Hace años que perdí el interés por el ciclismo, cosa que antes me apasionaba. Es una pena. Y noticias como esta, aunque sean por el bien de la salud del deporte, ayudan a enterrarlo un poco más.
Santi, comparto todo lo que comentas. En estos momentos me cuestiono los éxitos de todos los grandes, sobretodo, de aquellos que mostraron un poderío muy superior al del resto de competidores. No sé si este deporte tendrá capacidad de regeneración. Me temo que no, pues seguramente tendría que ser menos espectacular, que es lo que hoy engancha a los aficionados.
EliminarMe fastidia admitirlo pero parece que era un tipo tramposo. ¿Es el único culpable? Todos los controles (doscientos y pico) negativos y ha tenido que ser una agencia independienteen descubrir el pastel. Peor me parece la culpa de la UCI ¿no?. ¿Quién mete mano a estos?
ResponderEliminarCon todo , NO es el fin del ciclismo. Ah!y al monstruo de Villava ni mezclarlo en esto por favor! ;) Agur
Estimado Pititi, estoy de acuerdo contigo en que hay más culpables de los que no se habla. Empezando por los responsables de la UCI, de la Federación de Ciclismo de EE.UU y del equipo US Postal. Pero me temo que todos estos quedarán eclipsados por el castigo a Armstrong.
EliminarRespecto a lo del monstruo de Villava, si me cuestiono el éxito de todos aquellos que dominaron con poderío el ciclismo durante años, también tengo que hacerlo con Induráin, aunque sea compatriota, compadre, colega o amigo. Esto es una de las consecuencias negativas que tiene esta noticia.
Yo me pregunto... ¿Hay algún informe médico que certifique que se había dopado? Hasta lo que sé, Armstrong ha sido sancionado por lo que se ha dicho de él, no porque se haya demostrado que verdaderamente se dopaba. Aún así, no dudo en que puede ser cierto...
ResponderEliminarUna mancha más en el deporte. Una lástima
Hola Marta. Aunque no haya ningún certificado médico de que Armstrong se haya dopado, las declaraciones de tantos testigos, las facturas de pagos y otro tipo de documentos presentados por la Usada (Agencia antidopaje estadounidense) convierten en irrefutable la acusación. Las consecuencias son y creo que deben ser las mismas. Y esta mancha creo que hace mucho más daño que otras, como indico en el artículo.
Eliminar¡¡Que lástima !! Uno de los deportes más bonitos y agradable para practicarlo en solitario, con la familia, con amigos... se lo va a terminar cargando (si no lo está ya) el profesionalismo extremo.
ResponderEliminarMenos mal que aún quedan muchos aficionados que domingo a domingo salen con sus bicis por las carreteras, campos y caminos a disfrutar de la naturaleza con la única recompensa de tomarse unas reconfortantes cervezas en compañía de los amigos después del esfuerzo, comentar la jornada y sentirte bien contigo mismo depues de superar aquella rampa que no creías que fueras capaz de hacerlo.. Esta es la verdadera naturaleza de este maravilloso deporte. El resto farfolla publicitaria
Rafa, creo que el daño que hace este caso de dopaje al ciclismo se limita al ámbito profesional y de élite. No creo que nadie deje de montar en bicicleta porque los profesionales de este deporte tomen productos prohibidos para mejorar su rendimiento. El ciclismo seguirá siendo un deporte popular a nivel aficionado, pues produce grandes satisfacciones, como las que tú indicas en tu comentario.
Eliminar@gaspardiezEP: El ciclismo tiene, desgraciadamente, lo que se merece. Tuvo una oportunidad en 1998 de redimirse y, si bien es verdad que hoy ha cambiado mucho, la desaprovechó. Algunos (muchos) directores, corredores, auxiliares y doctores, como Ferrari o el propio Eufemiano Fuentes, se han enriquecido a costa de los aficionados, que despiertan ahora de una pesadilla al ver que sus ídolos han escrito sus mejores gestas con renglones torcidos. Felicidades por el blog¡¡¡
ResponderEliminarMuchas gracias, Gaspar. Como entendido que eres en la materia, aciertas de pleno en tu comentario. Mucha gente se ha hecho rica basando su éxito en la trampa, entre ellos, Armstrong. Y su descubrimiento hace mucho daño a los aficionados.
EliminarHola a todos:
ResponderEliminarCreo, sinceramente, que si en el resto de deportes se pusieran por parte de las autoridades competentes, las mismas normas y empeño en el descubrimiento de los "tramposos", no quedaban exentos de sanción ni el 50% de los deportistas.
Me gustaría ver qué pasaría si se presentaran a las 5 de la mañana en casa de Cristiano Ronaldo para hacerle un análisis de sangre. Así sí que estaría TRISTE.
NACHO MARQUEZ
Estimado Nacho, es muy probable que tengas razón y que si en el resto de deportes individuales se tomaran con tanto ahínco luchar contra el dopaje, saldrían más casos como el de Armstrong. No es lo mismo en los de equipos, porque el rendimiento extra de uno miembro no influye tanto en el resultado. En cuanto a lo de Ronaldo, si le hacen un análisis a esas horas de la mañana, más que triste, estaría cabreado y con sueño. Un saludo.
EliminarEl dopaje es más recurrido en los deportes en los que el nivel físico tiene una importancia mayor en detrimento de la técnica. Me explico: Un futbolista tiene que estar bien físicamente, pero hay otras cosas que importan más, como la técnica, la visión de juego, habilidad con el balón, etc. (qué os voy a contar que no sepais...)
ResponderEliminarSin embargo, la técnica en ciclismo (o carreras de atletismo de fondo) tiene una importancia mucho menor. Estoy seguro que en una carrera como el Tour, la técnica de montar en bicicleta no difiere mucho entre el que gana y el que queda el último. La diferencia la marca el estado físico, por lo que aumentarlo se convierte en la diferencia entre ganar o perder.
En cuanto a ir a casa de Ronaldo a las 5 de la mañana... con él puede que sí, pero como vayan a la de Ozil o Coentrao lo mismo no ha llegado todavía de la discoteca! ;-)
Santi, no solo se recurre al dopaje en los deportes en los que el nivel físico tienen mayor importancia que la técnica, sino también en aquellos que son individuales, pues si un jugador de fútbol se dopa, la influencia en el equipo, formado por once, es menor.
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