Las chicas tiran del carro en Londres

Por primera vez, las deportistas españolas llevan el peso de las medallas en los Juegos Olímpicos

Chorraut y Belmonte (fuente: masmusculo.com.es)

Cinco de la seis primeras medallas que ha conseguido España en los Juegos Olímpicos de Londres las han obtenido mujeres: la nadadora Mireia Belmonte (dos platas), la palista de aguas bravas Maialen Chorraut (bronce), la regatista Marina Alabau (oro) y el dúo de natación sincronizada formado por Ona Carbonell y Andrea Fuentes (plata). Y todo apunta a que cuando termine este magno acontecimiento deportivo, las féminas hispanas sumarán casi tantas preseas como los chicos o más. Esta circunstancia es muy reveladora y solo viene a confirmar lo que está pasando en la sociedad española: que el peso específico de la mujer cada día es mayor. Jornada a jornada, la mujer española adquiere mayor protagonismo en todos los sectores sociales y económicos (salvo en los consejos de administración de las grandes empresas, donde el machismo sigue fuertemente arraigado). Y esta tendencia va a continuar, desde el momento en que el mal llamado sexo débil obtiene mejores resultados, en general, en las escuelas y, sobre todo, llena la aulas de las universidades.

Si bien es cierto que el crecimiento potencial de las deportistas españolas es mucho mayor, puesto que parten en casi todos los deportes desde puestos más atrasados, están adquiriendo protagonismo a pasos agigantados. De hecho, están demostrando que cuando disponen de los mismos medios que ellos, pueden conseguir éxitos similares, puesto que el trabajo, el esfuerzo y la dedicación también son, como mínimo, de parecido nivel. Es decir, a entornos similares, rendimientos parecidos.

Marina Alabau (fuente:rtve) 

Todo comenzó en los Juegos de Barcelona 92, donde las féminas españolas ya sacaron la cabeza merecidamente. Desde ahí, hasta ahora, han ido creciendo en cantidad y calidad, y en estos momentos ya no nos resulta nada extraño celebrar los continuos éxitos de las deportistas españolas. Es más, en las últimas ediciones de los Juegos Olímpicos, las cosechas de medallas en los cuellos femeninos fueron constantes: en Barcelona 8 de 22; en Atlanta, 6 de 17; en Sydney 4 de 11; en Atenas 5 de 19; y en Pekín, 4 de 18. Y todo apunta a que en Londres este porcentaje puede incluso darse la vuelta, porque a las medallas ya cosechadas pueden sumarse algunas más en sincronizada, vela y atletismo, y hasta los equipos de balonmano y waterpolo optan a metal.

Todos estos datos deberían servir para que el deporte femenino adquiera mayor protagonismo en los medios de comunicación, donde también parece que se ha instalado un machismo recalcitrante, que se verá obligado a ceder ante el empuje de ellas y el relax en el que parecen haber caído ellos. Si sus éxitos continúan, seguro que la fiebre llegará también a los patrocinadores, que buscarán con mayor interés lucir sus marcas y eslóganes en los cuerpos femeninos, siempre mucho más atractivos que los masculinos. Puesto que los impedimentos culturales ya han desaparecido, porque sería extrañísimo que hoy una familia impidiera a una hija dedicar sus esfuerzos a cualquier deporte, como pasaba antes, ahora solo hace falta que los que tienen el poder económico y de comunicación apuesten igualmente por las deportistas españolas. Se lo  merecen.

Hasta el actual secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, parece entenderlo así, pues hace muy poco ha asegurado que "está comprobado que, a nivel de élite, la mujer deportista es más constante que el hombre, que se cansa antes". Incluso se ha comprometido a crear un centro específico, dentro del Consejo Superior de Deportes (CSD), para el fomento del deporte femenino en nuestro país. No sé si esto sería necesario, pero esperemos que no sea una promesa más de las muchas incumplidas.