La profesionalidad del Dream Team contrastó con la frustración de los baloncestistas españoles
Fuente: taringa.net |
Entre los muy distintos acontecimientos de los que he tenido que informar a lo largo de mis 27 años de vida profesional, los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 figuran como uno de los más interesantes y trascendentes. El mes de duro trabajo que pasé en la Ciudad Condal ha quedado impreso en mis recuerdos como uno de los períodos más atractivos de mi existencia.Y a pesar de las largas jornadas laborales, estaría encantado de volver a repetir una experiencia tan maravillosa.
En el reparto de trabajo que hicieron los jefes en Diario 16, tuve la suerte de que me tocara cubrir la información referente al Dream Team, entre otros deportes. Era la primera vez que los jugadores profesionales de la NBA acudían a unos Juegos en representación de Estados Unidos, y yo estaba allí para contarlo. Hasta ese momento, solo había disfrutado de los Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird y demás estrellas del baloncesto profesional americano a través de las famosas 625 líneas. Pero en Barcelona, no solo los vi jugar en directo, sino que pude hablar con ellos y preguntarles después de los partidos.
Fue en esta circunstancia donde entendí que la NBA es otro mundo. Todavía recuerdo con admiración cómo Jordan o Magic atendían a los periodistas acreditados apoyados contra la pared, respondiendo con infinita paciencia a todos, sin excepción. Recibían decenas de preguntas, y respondían siempre con una sonrisa. Cuando acababa el asedio, se marchaban al autocar que les llevaba al hotel, pues ellos no estaban alojados en la Villa Olímpica. Así sucedió después de todos los encuentros de Estados Unidos. Es una lástima, pues en aquellos años no había móviles ni cámaras digitales para inmortalizar ese momento de gloria
Fuente: allsportnewspr.com |
En contraste con esta actitud tan profesional y educada de los pross estadounidenses, viví también en directo el mayor fracaso del baloncesto español en su historia: la derrota de la selección de Díaz Miguel ante Angola por 20 puntos. Normalmente era mi compañero Félix Rivadulla quien hacía las crónicas de España. Pero ese día me tocó a mí. Ni que decir tiene que los Villacampa, Jofresa, Jiménez, Birirukov y demás estrellas de la Liga española quedaron a un abismo de distancia de los americanos, no ya en la clasificación y en el juego desarrollado, sino en el trato personal a unos profesionales que estábamos allí para contar lo que pasaba. Sus desaires, malas caras, incluso peores palabras, fueron el pan nuestro de cada día. Como si los periodistas fuéramos los culpables de su nefasta actuación. En ningún momento fueron capaces de asumir su frustración, y la pagaron con otros.
El Drean Team dio mucho de sí. Hoy releo las crónicas que hice de sus partidos y otras actividades suyas en Barcelona y me reconfortan. Fue un espectáculo único e irrepetible, pues las selecciones posteriores que envió Estados Unidos a los Juegos no alcanzaron el nivel mitológico de los Jordan, Magic y demás dioses del baloncesto universal. Ni siquiera la que está ahora en Londres, con Kobe Bryant y Lebron James. Todavía recuerdo la primera rueda de prensa que ofrecieron el día que llegaron a la capital catalana. Fue en un teatro, al que acudimos más de mil periodistas y 67 cámaras de televisión. No sé si habrá habido otra convocatoria deportiva que haya reunido a tanta prensa.
Como es lógico, solo teníamos acceso a estos divos tras los partidos. Luego, el Hotel Ambassador, donde se alojaban, era un auténtico búnker. No había manera de colarse para ni siquiera estar cerca de ellos. Recuerdo que se les acusó de elitistas y prepotentes por ser los únicos que no se alojaron en la Villa Olímpica, junto con el resto de deportistas. Pero realmente era imposible. El día que fueron a visitarla y comer con los demás, la expectación que se levantó fue tan grande que apenas pudieron moverse. Todos querían tocarles o hacerse una foto con ellos.
Pero no solo cubrí en Barcelona 92 las andanzas de los NBA en su primera aparición en unos Juegos. Tuve otras muchas y buenas experiencias. Pero esas os las contaré en el siguiente artículo.
Uff, que envidia poder vivir unos Juegos Olímpicos tan en primera linea de playa, aunque fuera teniendo que currar.
ResponderEliminarHe visto en una primera versión del artículo que incluias a Iturriaga entre las figuras hispánicas, y que ya no está. Es lo correcto, en el 92, este personaje llevaba ya fuera de la Selección una temporada ( je,je seguramente su ausencia explica el fracacaso). Lo he contrastado en Google, donde viene como selección española de baloncesto en la Olimpiada del 92, la siguiente:
Seleccionador: Antonio Díaz-Miguel.
Jugadores: Alberto Herreros, Andrés Jiménez, Quique Andreu, Jordi Villacampa, José Ángel Arcega, José Biriukov, Juan Antonio Orenga, Juan Antonio San Epifanio, Rafael Jofresa, Santiago Aldama, Tomás Jofresa, Xavi Fernández.
En particular los pivots ( Andreu, Aldama y Orenga) me recuerdan mucho a los actuales ( Gasoles,Ibaka y Reyes)
Así es Manolo. En mi primera versión tuvo un lapsus, que subsané lo más rápidamente que pude. Iturriaga es el ejemplo más claro de jugador maleducado y prepotente que había en el baloncesto español, pero, efectivamente, ya no estaba en ese equipo. Y también llevas razón al señalar que la diferencia más abismal entre la selección del 92 y la actual reside en los pívots.
ResponderEliminar